domingo, 11 de noviembre de 2007

En la noche...


Apaga el computador. Ya revisó todo lo que le interesaba en internet y no tenía más que hablar con nadie. Él ya se había desconectado.

Se pone el pijama. Como de costumbre, la polera por el lado que venga. "Si está al revés, es de buena suerte" piensa.

Se mete a la cama. La sábana revuelta al fondo, le recuerda que no ha ordenado su pieza hace días, y que la noche anterior durmió solo con la frazada. Esta vez, no fué culpa del visitante, porque no se había quedado desde el Sábado. Él siempre se la desordena.


La acomoda un poco, se saca los calcetines, arregla los cojines, apaga la luz, y busca en silencio, tanteando el terreno, el control remoto. Si mueve las sábanas muy rápido, se puede caer, y hay que considerar que otro porrazo podría romperlo. "Algo suena suelto dentro de él, a si que mejor lo busco con cuidado". Lo encuentra entre el chal y la frazada y empieza a buscar algo que llame su atención. Da vuelta al menos dos veces por todos los canales, y siempre la búsqueda termina en el canal 29.

Los ojos le pesan y le pican. El ardor mágico que llama a dormir hace efecto. Pero no logra tan facilmente, encontrar la posición adecuada.

Entre vuelta y vuelta deja salir una sonrisa y recuerda la mirada dulce del hombre de su vida.

A ella, le gusta verlo de reojo...cuándo él no se da cuenta que ella lo observa. Así descubre los secretos mas exquisitos de la vida. Así, se ha dado cuenta del valor de la vida, de lo difícil que a veces se vuelve, y del placer de la reconciliación.

Piensa en las veces que lo miró en el día y le da gracias a Dios por todo. Descubrió el secreto. La maravilla del universo, se encuentra en las pequeñas cosas, que no todos ven. Que no todos sienten. Y sin tener grandezas materiales, se siente afortunada.

Un bostezo la distrae, pero rápidamente se interna en su felicidad.

Mira las fotos. En ellas se esconden secretos que solo ella sabe... y se ríe.

En la tele, un reportaje sobre las grandes construcciones del mundo. Se atrapa.

Tiene sueño, pero no puede evitarlo.

Vuelve a mirar las fotos y se vuelve a sentir afortunada. Quiere verlo. Sentirlo. Abrazarlo y mirarlo. Le encanta tocar sus manos. Su nariz. Sus ojos. Meter el dedo en su ombligo y sacar una pelusa. Darle un beso en el pie. Sacarle con los dientes uno de los pocos pelos de su pera. Rayarle alguna parte del cuerpo.

Le encanta su forma sencilla de ser. Pero odia que haga alarde de sus atributos.

Él es especial. Es único y la eligió a ella para caminar a su lado.


Quiere cerrar los ojos y soñar con él, pero muchas veces no lo logra. Debe ser porque uno no controla sus sueños. O tal vez porque la vida que lleva es un verdadero sueño. Siente como el amor le recorre el cuerpo con pequeñas sensaciones de electricidad.

Se da la última vuelta. Programa la tele para escuchar algo mientras se duerme, y anhela estar a su lado. Se queda boca abajo. "Mañana, en silencio, le daré otro beso..."

1 comentario:

EchiquiTitaK dijo...

aqui yo--yo

como un animal
dejando mi aplicacion y mis cinco chokolatines pa ute
divina tu escritura
eres la mejor escribana de la comarca
te felicito mona yeyuda
te quiero eternamente